Intelectuales en tiempos de crisis
La Nación Soñada, bajo la autoría de Eduardo Posada Carbó, fue publicada por primera vez en el año 2006 y en él, el autor pretende mostrar lo necesario que es erradicar con un dañino estereotipo que la misma sociedad colombiana ha construido. Dicho estereotipo solo ha reforzado la mala imagen de la sociedad colombiana como individuos de carácter violento, deslegitimados por medio de un ejercicio de auto criminalización. Y es que este estereotipo se ha consolidado como una identidad colombiana dados sus medios de reproducción, donde un grupo de personas influyentes que adoptan esta idea de decadencia, son los encargados de expandirla.
Por otro lado, es necesario mencionar que el autor contrapone el papel fundamental que ha jugado la tradición de un liberalismo democrático en el camino a lo que él considera como la nación soñada. Y aunque estas son las dos ideas principales expuestas por el autor, en este documento hablaremos específicamente de lo que el autor denomina como intelectuales y sus respectivos papeles en los tiempos de crisis del país. Para Posada el intelectual hace referencia a -aquel que no solo se ocupa de los asuntos de la mente, sino quien además comunica sus ideas a la sociedad-. De esta forma, podemos iniciar el resumen de este texto dando a conocer que existen diferentes tipos de intelectuales y que entre ellos están los intelectuales públicos que consisten en un distinguido grupo de escritores independientes (novelistas, poetas o periodistas) encargados de ejercer liderazgos en debates públicos. A partir de estas definiciones, Posada pretende demostrar al lector los motivos por los cuales existe, entre este grupo de intelectuales influenciadores, un alto desprecio hacia las tradiciones liberales y democráticas.
Para desarrollar sus ideas, el autor expone el impacto de las doctrinas marxistas y la revolución cubana durante su periodo estudiantil. Recordamos entonces y por definición, que el marxismo-leninismo es un término compuesto cuya aparición se da a finales de 1920 durante el mandato de Lósif Stalin y tras la muerte de Vladimir Ilyich Lenin. El termino pretende mostrar, en principio, el rechazo de cualquier brecha entre el pensamiento de Marx y el de Lenin, haciendo énfasis en el aporte creativo de este último al marxismo. De esta manera, el marxismo-leninismo busca la creación de un Estado unipartidista que cuente con el control absoluto sobre la economía. Para esta doctrina, el Estado refleja el concepto del socialismo (medios de producción controlados por la sociedad), que eventualmente se desarrollarán como comunismo. Así, el Estado se convertiría en una aplicación de la dictadura del proletariado. Y así como la corriente marxista-leninista invadía los pensamientos de la sociedad juvenil latinoamericana, los hechos de la revolución cubana aumentaban el deseo y la fiebre por la búsqueda de un Estado libre de la ya aborrecida tradición liberal y democrática en las décadas de 1960 y 1970.
De tal forma que, bajo los sucesos e ideales predominantes en la época, Posada nos muestra como la democracia liberal comienza a perder poder y defensores entre el grupo de importantes e influyentes letrados de la época. Esto conlleva a desarrollar en Colombia una etapa que expone y desarrolla una tradición intelectual hostil hacia el Estado y sus instituciones representativas, creando entre los colombianos la concepción de una nacionalidad pobre en valores.
Apoyado en los efectos que trajo consigo el auge del marxismo-leninismo en Latinoamérica y destacando el triunfo de la revolución cubana que tocaba a fondo en cada uno de los pensamientos de los grupos juveniles y pequeñas organizaciones revolucionarias en Colombia, se empieza a destacar la explosión de los grupos guerrilleros en el país sin dejar de lado el papel que cumple el estado democrático quien, en paralelo con la evolución de los grupos armados y revolucionarios, busca desesperadamente su desarrollo. Es aquí donde el papel de los intelectuales entra en juego en la nación soñada de Posada, quien empieza a cuestionarse como los líderes sociales, políticos, académicos y periodísticos comienzan a proveer diferentes tipos de “...defensas intelectuales...”.
Para este punto empezamos a ver el nombre de varios intelectuales de los campos políticos y literarios: Gabriel García Márquez y Alberto Lleras Camargo, (... colocar los personajes que me faltan...). Así, cada intelectual expone, desde campos diferentes, los puntos de vista he interpretaciones en referencia a sus relaciones con el Estado.
Y, aunque todos los intelectuales comparten el profundo rechazo a la violencia de manera revolucionaria, esto acorde a Posada, no logró la aceptación general de la legitimidad del estado. De forma que aún prevalece esa actitud esquiva en la ilegitimidad de la relación guerrilla-Estado. Es acá donde se le destaca el autor el análisis profundo y la interpretación para mirar, desde un punto de vista influenciado, el poder que tienen pero que en ocasiones no es suficiente, los intelectuales.
Por más que busquen mover masas y cambiar mentalidades, Colombia sigue bajo la manta de una cultura pesimista y violenta. Y aunque el autor llega a contradecirse en un punto de la lectura, la idea general de texto prevalece. No se debe olvidar que a pesar de los hechos violentos y revolucionarios que marcaron el país, la actitud del Estado frente a ellas no ha sido del todo negativa. Posada nos invita, por medio de Santos Calderón, a hacer reconocimiento de todos aquellos avances tanto en los ámbitos culturales como políticos que han permitido demostrar-...las bases sólidas de tradición y madurez democrática, que debemos saber valorar...- y aunque suene absurdo ignorar los recuerdos de la tan tormentosa violencia, la invitación es mirar desde otro punto de vista el papel de la democracia colombiana y reflexionar sobre lo que fue y lo que será.
Reflexión
1. ¿Cree usted que la democracia en Colombia posee más seguidores o detractores? ¿Es posible fomentar la cultura democrática en nuestro país para desarrollar la Constitución de 1991 como merece?
A mi modo de ver,en Colombia hay más seguidores que detractores de la democracia, pero el problema es que muchos de los detractores de la paz son los más poderosos, por lo que el país se ve sumido en una guerra injusta de unos pocos poderosos contra numerosos defensores de la democracia que no son escuchados.
2. Mi personaje elegido es Julio César González, más conocido como matador, que a través del arte ilustra muchos problemas políticos que se presentan en el país. Sus publicaciones se muestran en el periódico El Tiempo. El enlace se muestra a continuación:
https://www.eltiempo.com/opinion/caricaturas/matador
https://twitter.com/Matador000?ref_src=twsrc%5Egoogle%7Ctwcamp%5Eserp%7Ctwgr%5Eauthor
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